Billy Idol, icono del punk ochentero, no comenzó encaramado a un micrófono. Aunque sea aferrado a uno como le hemos conocido y adorado, William Michael Albert Broad inició su carrera musical como guitarrista del grupo Chelsea, inspirado en sus amados Sex Pistols. Pero aquello no duró mucho. La banda, con alguna incorporación y salida de por medio, mutó en la famosa Generation X y en el proceso el músico de Stanmore soltó las cuerdas y se transformó en vocalista. Era el principio de lo que llegaría a ser una triunfante carrera artística.
Sobre todo, desde que, en 1981, Gen X se separara definitivamente debido al fracaso comercial. Billy Idol preparó las maletas, compró un vuelo hasta Nueva York y comenzó entonces allí una carrera musical en solitario que le valió reconocimiento internacional. Hoy, aquel joven inglés rebelde y punk tiene 63 años, pero continúa siendo una de las figuras mundiales más importantes del género. Eso sí, mucho menos productiva. Entre los dos últimos discos de Billy Idol, Happy Holidays y Kings & Queens of Billy Idol: Idolize Yourself, mediaron ocho años.
De momento, además, se desconoce si el cantante y compositor de Stanmore está preparando algo nuevo. Todo cuando sabemos es que tras de sí ya ha dejado un legado musical inmortal. En el artículo de hoy vamos a ahondar en él a través de algunos de sus mejores temas. No están todos los que son, pero son todos los que están. Porque la discografía de Billy Idol, repartida a lo largo de 33 años, tiene mucha miga y no podemos desgranarla todo lo que nos gustaría. Pero unas breves pinceladas nos ayudarán a conocerlo un poquito mejor.
Billy Idol – Mony Mony
No tardó mucho el bueno de Billy Idol en sacar material tras mudarse a los Estados Unidos. Aquel mismo año en que Generation X dijo adiós para siempre, el músico inglés publicó un EP con cuatro canciones cuyo nombre era Don’t Stop. Contenía composiciones ya míticas del artista como Dancing with Myself o Mony Mony. “No dejes de cocinar porque me siento bien ahora. No te detengas ahora, vamos Mony”. Una canción que, junto a la siguiente que vamos a tratar, ya mencionada, puso a Billy Idol en el mapa.
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Billy Idol – Dancing with Myself
La canción tuvo una larga vida. Primero fue compuesta y publicada por Generation X, más tarde salió versionada en este EP y, finalmente, Billy Idol la incluiría en su primer LP en solitario, de nombre homónimo. Bueno, no en la primera versión de aquel disco, sino en un relanzamiento posterior. Sin duda, el primer gran éxito del músico inglés. No hay quien ignorara el estribillo de Dancing with Myself en aquellos tiempos: “Oh bailando conmigo mismo (x2). Bien, no hay nada que perder y no hay nada que probar. Estaré bailando conmigo mismo”.
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Billy Idol – Eyes Without a Face
Tras aquel prometedor debut en solitario, Billy Idol volvería a las tiendas con un segundo álbum llamado Rebel Yell. A las tiendas y, sobre todo, a las listas de grandes éxitos estadounidenses. El álbum alcanzaría el puesto seis en la lista Billaboard 200 y sus cuatro singles se colarían también en la Estados Unidos Hot 100. Incluido, claro, este Eyes without a Face. Una balada maravillosa con muy buenas dosis de puro rock. “Ahora me entristece. Me vuelvo loco, la verdad. Por amar lo que fuiste”. Merece mucho la pena darle unas escuchas.
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Billy Idol – Cradle of Love
Acabamos nuestro minirecorrido por la carrera en solitario de Billy Idol recordando Cradle of Love. Uno de los temas de la cara B del cuarto disco del compositor inglés: Charmed Life. Visto en retrospectiva, y teniendo como referencia otros álbumes como el propio Rebel Ya, quizás no sea el trabajo más pulido de Idol. Pero sigue siendo un disco imprescindible para los amantes del punk. Cradle of Love, en concreto, es una canción espectacular que, además, contó con David Fincher como director de su videoclip. Un lujo que valió un premio MTV.