Hace unos cincuenta años nacía un nuevo género musical que rápidamente sería apodado como punk. Un sonido muy crudo, veloz, sucio y aparentemente sencillo que alcanzaría su cumbre con bandas anglosajonas como Sex Pistols, The Clash o Ramones. A partir de entonces, el punk se ramificaría por el terreno musical adoptando una cantidad enorme de apariencias: d-beat, crust punk, grindcore… Y también skate punk. Una corriente que tiene, entre sus máximos exponentes, al grupo del que hablaremos en este nuevo artículo: The Offspring.
Aunque, siendo sinceros, la etiqueta skate punk está más relacionada con la subcultura de skaters que escuchaba estos grupos que con un sonido propiamente identificativo. En realidad, The Offspring, como tantas otras bandas así apodadas, suenan a punk rock de toda la vida. Y en eso, la banda creada por Dexter Holland y Greg K en 1984, tiene cosas buenas que decir. Es más, estamos ante una de las bandas más trascendentes en todo aquel revival mainstream del punk. Y en especial del punk californiano, desde donde volaron al mundo entero.
La mala noticia para quienes amamos su música es que llevan desde el año 2012, cuando publicaron aquel Days Go By, sin sacar nada nuevo al mercado. ¿La buena? Que hace apenas cinco meses aseguraron públicamente que tenían casi terminado el esperadísimo décimo álbum. De momento, seguimos en stand by, esperando poder ver qué de nuevo tienen que contar y qué novedades tienen que aportar los chicos de The Offspring al panorama punk rock. Mientras tanto, vamos a rendirles tributo repasando algunos trabajos de la discografía de The Offspring.
The Offspring – Smash
Lo sabemos: esto es empezar muy fuerte. Los dos primeros álbumes de la banda de Huntington Beach no fueron tan bien como Greg Kriesel y compañía habría deseado. Vistos en retrospectiva, tanto aquel álbum homónimo de 1989 como Ignition, de 1992, eran álbumes bastante prometedores. Pero la patada en la puerta la darían con Smash en 1994. Un discazo con el que ganarían numerosos premios, el favor de la crítica y, lo más importante, el amor del público. Con bastante probabilidad, su trabajo más fresco y potente hasta día de hoy.
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The Offspring – Ixnay on the Hombre
Tres años después de aquel pelotazo, los punkis de The Offspring volvían a meterse en los estudios de grabación para entregarnos Ixnay on the Hombre. Habían dejado el listón muy pero que muy alto, pero este cuarto álbum es sin ninguna duda un digno sucesor. De hecho, supuso la confirmación internacional de la banda californiana. Aquello no había sido casualidad. Estos músicos sabían lo que hacían. Se nota en Ixnay on the Hombre porque se respira una mayor madurez, aunque sin perder los rasgos de rabiosa inconsciencia que los encumbró.
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The Offspring – Americana
Desde el punto de vista de la crítica, aquel Ixnay on the Hombre supuso, como hemos dicho, la consolidación total de la banda. Pero las ventas no acompañaron. Quizá por eso este otro disco, Americana, publicado solo un año más tarde, era bastante más comercial. El sonido punk rock mutó aquí en un sonido más próximo al pop punk. Y el público y las ventas acompañaron. Parece que, una vez más, se cumple aquella disparidad crítica-público de la que tantas bandas acaban desquiciadas. Pero a nosotros, independientemente de todos, Americana nos mola.
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The Offspring – Conspiracy of One
Aquella línea más popera iniciada en Americana tuvo continuidad en este sexto álbum publicado en el año 2000: Conspiracy of One. Sin embargo, la fórmula no cuajó tan bien. Las ventas bajaron de 15 millones de copias hasta “solo” tres millones de copias. Probablemente fuera por el carácter poco innovador, en cuanto a estilo, respecto al disco anterior. La gente quería salsas nuevas. No obstante, y mirándolo con perspectiva, con el ventajismo de quien mira desde lejos, Conspiracy of One es un muy buen disco que merece ser disfrutado.