Power metal. Neoclassical metal. Christian metal. Heavy metal. Las etiquetas, no solo las musicales, nacieron con un objetivo muy sencillo: ayudarnos a entender la realidad. No obstante, en ocasiones las etiquetas nos generan una serie de predisposiciones previas que dificultan entender, a nuestra manera, bajo nuestra perspectiva, una propuesta musical. Nos condicionan. Todas aquellas que hemos escrito en la primera línea son usadas bastante a menudo para describir a Narnia. No, la dulce saga cinematográfica no. La banda sueca de Jönköping.
Y un poquito de todo eso hay. Las palabras de Christian Liljegren, fundador de la formación, en The Metal Circus, dan buena fe del son cristiano que rezuman sus composiciones líricas: “En nuestros discos tratamos de plasmar sentimientos positivos, darle algo más a nuestra audiencia. Y por supuesto que nuestra fe cristiana ha sido una parte fundamental de nuestras vidas. Queremos darle algo más a la gente. Y especialmente ahora que hay tanto caos y acciones malvadas en el mundo”. El compromiso de Narnia con Jesús, muy presente en sus álbumes.
Por otro lado, la música de Narnia tiene mucho de todas esas etiquetas de género. El propio Christian, en otras declaraciones, ha dejado muy claro en muchísimas ocasiones que la intención de la banda sueca es practicar un sonido “symphonic neoclassical melodic metal”. Hay mucho de la composición clásica en todas sus estructuras. Pero todas esas capas de etiquetas terminan siendo mucho más confusas que la propia experiencia de escucha. Porque sí, escuchar a estos suecos es una auténtica delicia para muchos de nosotros. Y poco importa lo demás.
Así, llevan desde el año 1996 entregándonos metal de muy buena calidad. Christian y Carl Johan Grimmark, los cofundadores de Narnia, se conocieron en 1993. Pero tardaron unos años en dar forma a un proyecto que, visto lo visto, ha resultado ser muy sólido. Mucho, pero mucho, ha llovido desde entonces en el panorama musical. El sonido del metal continúa evolucionando. Pero los suecos han sabido continuar su camino y seguir extendiendo la discografía de Narnia por todo el planeta. Hagamos un breve repaso de tres de sus álbumes claves.
Narnia – Long Live The King
1998 sería el año. Tras una larga grabación y un largo proceso de búsqueda de sello discográfico, Narnia ponía en el mercado su álbum debut: Awakening. Un disco bastante competente que encontraría su réplica tan solo un año después con este Long Live The King. Sin duda, el disco más ligero en la discografía de los suecos. Sobre todo en cuanto al estilo vocal de Liljegreen, muy poco dado aquí a las notas altas. En líneas generales, un álbum muy aceptable al estilo neoclásico, con mucho equilibrio instrumental y una adecuada dosis de riffs.
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Narnia – We Still Believe
Después de aquel Long Live The King, llegarían muchos más discos. El Desert Land de 2011, el The Great Fall del 2003, el Enter the Gate de 2006, el Course of a Generation de 2009 y el Narnia de 2016. Estos dos últimos, junto al último disco estrenado en 2019, conforman para muchos el particular olimpo de los sinfónicos suecos. Como siempre decimos, es una cuestión de gustos. Tras estos, grabaron un álbum en vivo llamado We Still Believe, de donde podemos extraer sus mejores composiciones. Para quienes quieran descubrirlos, este es el álbum.
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Narnia – From Darkness to Light
Y ahora sí: llegamos hasta su último trabajo. Publicado en 2019, no estamos ante una obra cumbre del power de corte neoclásico, pero sí ante un álbum más regular en la calidad a lo largo de sus tracklist. Es más, puede notarse una mayor premeditación respecto a trabajos anteriores. Los suecos crecen, y sus mensajes están más dirigidos cada vez a oyentes maduros. Con la voz de Christian colmando todo el álbum, y la omnipresencia de los teclados, From Darkness to Light supone una evolución en la música de Narnia. Y a ti, ¿qué te parecen los suecos?